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Eduardo Gutiérrez

Didáctica de la Filosofía (I): Una propuesta de programación didáctica.

Dedicaré buena parte de las entradas de este blog a satisfacer uno de los objetivos capitales de Anástasis: presentar una propuesta didáctica para la modificación de los contenidos de la asignatura de Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato. En las sucesivas entradas desarrollaré las metodologías, actividades e instrumentos de evaluación en las que consiste esta propuesta.


 

Partimos del siguiente problema: ¿Cómo enseñar la Historia de la Filosofía en el Bachillerato? O dicho de otro modo, ¿cómo hacemos de la asignatura de Historia de la Filosofía una asignatura atractiva y que motive a los alumnos al estudio?


Por lo general, y salvo algunas excepciones (para nada despreciables, cuantitativamente hablando), los adolescentes que cursan el Bachillerato encuentran en la Historia de la Filosofía una asignatura pesada, difícil de comprender y, en ocasiones, completamente inútil. Es cierto que este problema debe ser introducido en un contexto concreto, y que este contexto introduce a su vez una serie de variables que obligan a redefinir, si no a rechazar, este problema. Factores personales, entre los cuales es importante resaltar el carácter crítico que adquiere el cerebro de los adolescentes durante esta etapa educativa (y que algunos autores utilizan para identificar el cerebro crítico del adolescente con el cerebro crítico del filósofo), y también docentes, según los conocimientos filosóficos y las competencias didácticas del profesor de la asignatura. Pero, sin perjuicio de lo anterior, es evidente que este problema existe, y que es necesaria una actuación didáctica para atajarlo.


Para responder a la pregunta arriba formulada habría que remontarse a una pregunta anterior, originaria, de orden fundamentalmente filosófico: ¿Qué es la filosofía? Como filosofías hay tantas como interpretaciones de la filosofía, también resultarán diferentes formas de enseñarla. Por ahora nos centraremos en la pregunta sobre el aprendizaje de la filosofía, dejando para otro momento la primera pregunta.


Se han ensayado varios métodos de enseñanza de la filosofía para adaptar la asignatura, como diría Ortega y Gasset en Misión de la Universidad, a lo que el alumno puede aprender, es decir, a los conocimientos que puede asimilar fácilmente y sin dificultades ("principio de economía de la educación"). Uno de ellos, o, más bien, todo un grupo de propuestas reformistas insiste en la necesidad de reducir los contenidos de la asignatura de Historia de la Filosofía para hacerla "más accesible". Tan accesible que, a mi juicio, la convierte en una "asignatura maría". Además, y teniendo en cuenta la importancia de de la filosofía, del pensamiento filosófico y de la filosofía en la adolescencia, y que esos contenidos son materia de evaluación para las pruebas de EBAU, esta alternativa es inviable.


Hay otros métodos, como: el método socrático, que combina la mayéutica con la dialéctica, el método de análisis lingüístico (análisis de conceptos), el método crítico-fenomenológico (con un momento de descripción de los elementos que forman parte del problema planteado y un segundo momento crítico que revisa las relaciones entre éstos y los deducciones ulteriores), o el método de la Filosofía para Niños desarrollado por Mathew Lipman en 1960, y que ha tenido tanto éxito que se ha convertido en una metodología apta para la enseñanza de la filosofía a todos los niveles educativos.


Por otro lado, con un tratamiento (despectivo) especial, tenemos el método o el formato de las clases magistrales (la "educación bancaria" de Freire es un caso límite del formato), que tanta repulsa y rechazo genera entre alumnos, docentes y expertos en pedagogía. Sin perjuicio de las críticas que este modelo recibe, y con las que en buena medida estoy de acuerdo, es un formato necesario para la enseñanza de la filosofía. Hemos de tener en cuenta, en este punto, que en los procesos de enseñanza de la filosofía la memoria semántica (esto es, la memoria conceptual: definición y relación entre conceptos) juega un papel fundamental, y que una de las formas más adecuadas de desarrollarla son las clases magistrales.


La propuesta que presentamos consiste en una síntesis de los modelos indicados, y en la incorporación de diversos recursos didácticos que adapten el modelo de las clases magistrales al marco teórico que queremos introducir para la modificación curricular de la Historia de la Filosofía. El proceso de modificación consta de dos momentos: uno crítico (pars destruens) y otro creativo (pars construens).


En el primer momento realizo una crítica al actual modelo de planificación y enseñanza de la asignatura. Una crítica que señala, en particular, a la enseñanza doxográfica, es decir, acrítica y descontextualizada, de los clásicos de la filosofía, como una de las perversiones más fatales de la actividad filosófica. Además, esta enseñanza doxográfica parte del supuesto, a mi juicio falso, de que la Historia de la Filosofía constituye un bloque armónico de pensadores que se suceden los unos a los otros en el tiempo, al modo como se interpretan las historias de las diferentes ciencias: acumulacionista, integral y armónica. La Historia de la Filosofía como un único Gran Filósofo. Este modo de enseñar la filosofía es falso porque no atiende a la realidad polémica de la Historia de la Filosofía. Quien se dedique al estudio serio y riguroso de la filosofía sabe que los clásicos no se suceden los unos a los otros como si viniesen caídos del cielo y en perfecta continuidad. Por el contrario, los unos se enfrentan continuamente a los otros, tratando de depurar sus respectivos sistemas filosóficos. Y cuando no, las relaciones muchas veces silenciadas o pasadas por alto entre estos clásicos son un elemento determinante para facilitar la enseñanza de la Historia de la Filosofía, y que es necesario recuperar.


Para la reorganización de la Historia de la Filosofía (de los contenidos de la Historia de la Filosofía del Bachillerato) hemos de tener en cuenta, a la vista de lo que acabo de decir, dos principios.


En primer lugar, el principio de la "biocenosis" como modelo estructural real de la Historia de la Filosofía. La Historia de la Filosofía es un "todos contra todos", un estar subido a hombros de gigantes, recuperando la metáfora de Nietzsche, pero acuchillando los hombros de los gigantes. Es una lucha continua entre pensadores, sistemas e ideas. Este principio se completa con el segundo principio, el de la dialéctica. El principio de la dialéctica parte de la tesis defendida por Gustavo Bueno "pensar es pensar contra alguien", y la extiende al campo de la enseñanza de la filosofía: "Un alumno aprende qué pensaba un filósofo cuando aprende contra quién piensa".


Estos van a ser los principios fundamentales que van a motivar el ejercicio de revisión crítica (y constructiva, en la pars construens) de los métodos tradicionales de la enseñanza de la filosofía. En particular, el formato de las clases magistrales será el que mayor grado de revisión padezca, y con él, el esquema tradicional (presente en la mayoría de los institutos españoles) de organización de los contenidos de la asignatura.


Iré desarrollando las diferentes dinámicas propuestas en las próximas entradas del blog.



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