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Eduardo Gutiérrez

"Los enemigos de la Filosofía"

A pocos días de la celebración del Día Internacional de la Filosofía (jueves 18 de noviembre), y a colación de la polémica suscitada en torno a la programática desaparición de las asignaturas filosóficas de la Educación Secundaria, resulta a mi juicio necesario decir cuatro palabras sobre los que considero, y así trataré de demostrar, los dos principales enemigos del gremio de Filosofía. Gremio éste que ha de ser entendido en un sentido amplio, como género más que como especie, refiriendo con ello no sólo a los profesores de Filosofía (en Secundaria o Universidad), sino a todos aquellos y aquellas que de un modo u otro se sienten imbuidos por las "musas filosóficas" de las que hablara Platón en República.

De este modo, en la presente entrada ensayo las dos ofensivas que a mi juicio deberían organizar y coordinar los planes y programas que desde las diversas asociaciones de Filosofía habrían de ponerse en marcha para la defensa de la disciplina filosófica.


 

(A) La implantación política de la Filosofía.


Sin perjuicio de las promesas y compromisos proferidas y adquiridos por los responsables del Ministerio de Educación del actual Gobierno de coalición acerca del mantenimiento y defensa de la Filosofía en la Secundaria, en las últimas semanas hemos observado no sin estupor que la aplicación de la Ley Celaá y sus diversas concreciones curriculares han arrinconado más que la anterior Ley Wert a la Filosofía de la Educación.


A mi juicio no es tan grave el hecho de que las horas de las asignaturas filosóficas hayan sido reducidas a un mínimo que tiende a cero, como el hecho de que la Filosofía está siendo sustituida por otras asignaturas de carácter marcadamente ideológico. Como no podía ser de otro modo, por otro lado; esto es algo que ya ha sido señalado por Gustavo Bueno, y hace pocos días por Ernesto Castro, siguiendo al primero: la Filosofía, aunque su importancia quizá no se note directamente, no puede ser suprimida sino, a lo sumo, sustituida por otro discurso de carácter religioso, ideológico o, en definitiva, pseudo-filosófico.


A este respecto cabe preguntarse qué podemos esperar (una de las preguntas constitutivas de la Antropología filosófica en su momento sistático, kantiano) de un Gobierno formado por la coalición de partidos supuestamente progresistas, que supuestamente apuestan por una educación de calidad.


Esta situación es más dramática si cabe por el hecho de que la Filosofía es siempre una Filosofía políticamente implantada, incluso cuando desde perspectivas idealistas se la entiende como producto de una subjetividad trascendental o de una mente divina. La Filosofía, en la medida en que no se reduce a Filosofía académica, ni ésta a Filosofía universitaria, está siempre políticamente implantada, depende de la salud política de las naciones en las cuales escuelas y sistemas encuentran los cauces espontáneos o mundanos a partir de los cuales emprender sus investigaciones.


Lo que defiendo en este punto de mi argumentación es que la Filosofía, si encuentra por parte del Estado no más que el rechazo hipócrita, la negación de su valor, o peor aún, la interpretación dogmática de ese mismo valor, ha de encontrar nuevas vías para su implantación política. Vías como las que por ejemplo se pondrán en marcha el próximo jueves en muchas ciudades españolas, vías que implican la toma de contacto de la Filosofía académica y universitaria con la ciudadanía, es decir, de los profesores de Filosofía con los ciudadanos y las ciudadanas de su nación política.


La implantación política de la Filosofía no consiste exclusivamente en la colaboración con el Estado. Consiste, lisa y llanamente, en la toma de contacto con los problemas reales de nuestro presente en marcha. Consiste, finalmente, en reconocer que el camino de la Filosofía es de la plazuela pública a la Universidad, y no al revés.


(B) La para-Filosofía.


Más peligroso todavía es el segundo enemigo al que a mi juicio hemos de hacer frente los que nos comprendemos dentro del gremio de la Filosofía o dentro de la "cosa filosófica". Peligroso fundamentalmente porque es interno a dicho gremio: es el caballo de Troya de la Filosofía académica.


Tenemos por un lado una serie de críticos, muchos de ellos dogmáticos, que entienden que la Filosofía tiene un valor nulo, que no sirve para nada, que es un pasatiempos para quienes tienen una renta económica lo suficientemente holgada para dedicar su vida al ocio teorético o para quienes viven de "paguitas". En la Educación, dirán que la Filosofía es una "asignatura maría", como lo fue en su momento la Religión.


Sinceramente pienso que estos críticos no son nuestro mayor problema. Cuando a alguno de estos dogmáticos les preguntamos, una vez han vociferado su discurso, si sabrían explicar qué es un silogismo, qué un imperativo, o qué un argumento, resulta llamativo ver cómo, lejos de explicar lo solicitado, reiteran su discurso anterior con mayor vehemencia. La razón directa, normalmente razón última, se convierte inmediatamente en su razón primera. Esta es una de las características que Ortega y Gasset le atribuía al "hombre-masa". No creo que sea necesario decir nada más al respecto.


Los que son nuestros verdaderos enemigos, contra quienes tenemos que lanzar una crítica certera y decidida, es contra quienes, desde dentro de la Filosofía, la defienden haciendo más mal que bien a la propia Filosofía. Quienes desarrollan lo que en otro lugar he definido como "para-Filosofía", la consideración de que la Filosofía es la ciencia universal, la madre de todas las ciencias o el saber universal.


Encontramos esta para-Filosofía ejercitada en muchos lemas que han inundado las redes en los últimos días, como aquel según el cual expulsar a la Filosofía de la Educación es expulsar al pensamiento mismo. Dos críticas a esta tesis, que insisto en que se encuentra a la base de muchos de los discursos, profundamente idealistas, acríticos, en defensa de la Filosofía: primera, que resulta ridículo creer que sin Filosofía los alumnos y alumnas de la Secundaria no pensarán en absoluto, como si las Matemáticas, la Lengua (como Lingüística), o la Música, no piensan o no ayudan al desarrollo del pensamiento del adolescente. Es precisamente porque se han desarrollado ("cerrado") una serie de pensamientos científicos por lo que la Filosofía ha podido surgir como "saber de segundo grado" que re-flexiona sobre saberes ya dados.


Por supuesto que la Filosofía es importante para la educación del alumno, para el desarrollo de sus capacidades intelectuales, para la formación de un pensamiento crítico. Pero no del modo como defienden los para-filósofos, argumentando que la Filosofía es, como dijera Kant al respecto de la Filosofía cósmica, el saber universal o la realización disciplinaria del saber universal. Sobre las virtualidades educativas de una Filosofía estricta, crítica, sistemática y dialéctica, remito a otros escritos donde he profundizado en el particular.


Por otro lado, resulta curioso ver a estos para-filósofos y para-filósofas que dicen representar el pensamiento universal o la totalidad del pensamiento, la sabiduría elemental, y que a la mínima pregunta sobre disciplinas científicas tales como la Biología, la Sociología, la Historia, la Física o las Matemáticas huyen despavoridos, refugiándose en sus divanes, argumentando la complejidad del objeto de una disciplina, la suya, que apenas aciertan a definir.


Es decir, que los profesores que afirman que sin Filosofía los alumnos no saben o no pueden pensar, que se dicen por lo tanto a sí mismos como los adalides del pensamiento prístino, primero, ni siquiera tienen unos mínimos conocimientos sobre otras disciplinas, y segundo, apenas sí saben de su propia disciplina algo más que cuestiones puramente doxográficas que, aunque importantes para el ejercicio filosófico, ni lo agotan ni lo conmensuran.


En definitiva, y para cerrar este breve excurso, la defensa estricta de la Filosofía tiene que acometer necesariamente, y a modo de estrategia ofensiva proemial, las siguientes tareas:


(i) Crítica de los planes y programas políticos del presente en marcha.

(ii) Asociacionismo interdisciplinar (con especialistas en otras ciencias, técnicas y tecnologías) y multinivel (profesores de Primaria, Secundaria, Universidad, etc.).

(iii) Definición estricta de la Filosofía por la que se toma partido.

(iv) Determinación del lugar exacto de la Filosofía en la Educación.


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